Entradas

Mostrando entradas de enero, 2017

Porque un sorbido, no vale nada

¿Sabes que es amar? Es quedarte ebria y sola escribiendo. Es saber que darías tu vida misma por un momento más con él. Es tener que releer cada palabra que escribes porque estas muy peda. Y que no cambiarías nada, porque estuviste en su piel. Saber que no eres prospecto y que aún así darías todo para que te mirara. Querer un abrazo más intenso, drogarte más con su aroma, por primera vez en años no tener miedo de decir un secreto, porque sabes que es suyo ahora e incluso, si lo contará, saber que lo contó porque le pertenece. Dar todo y lo que no tienes por su amor, sonar no caótico tus planes porque suenan a más de él. Estar confundida porque no sabes si te ama, si eres solo su amiga o si te piensa quizás por sus lapsus. El saber que prefiera  a otras antes que a ti. El que no importe, porque cuando decides darte por vencida, te das cuenta que aún sientes tanto. Y más. Y si das un paso con él, te imaginas mil universos. Y mucho más. Y terminas bebiendo mucha cerveza, p...

Más allá del amor a un alcohólico.

Hoy nuevamente recuerdo que la cáscara de mi piel no termina de adaptarse con mi ser. Recordé que para ti es muy fácil ir y venir, ya que en todos lados habrán puertas que sin dudar se abrirán para ti... y así me convierto en una locación más para que tú puedas, sin problemas, beber hasta perderte. Creí que amarte sería mucho más sencillo, tu aliento alcohólico me revitaliza, es el mejor olor de mi mundo. Hace que florezca las flores de mi jardín e incluso haces que mi gato se ponga de buen humor. Sin embargo hoy me duele tu ineptitud para amar y sobre todo en un mundo que en estas fechas me han dolido más. Así que por ello haré un paréntesis de crear mundos escritos para ti, para reflejar una realidad que duele, pesa y mata la paz interna de mi corazón. Hace unos días, en México, pasaron una serie de sucesos que nos recuerda que el dolor puede ser comunitario. Traspasando miles de almas haciéndonos sollozar, y recordándonos que tenemos mucho que hacer con nuestro prójimo.  ...

El renacer de una adicta.

Sólo basta una solicitud para acceder, un guiño, algo que indique que el día terminará por tener un poco de su sonrisa, de su aliento alcohólico y de su brillo opacado por las rutinas vitalicias. Todo emerge por un simple roce de labios. El tacto de sus manos. El sentir su cuerpo estrechándose tiernamente contra mi rostro. Y es ahí cuando todo vuelve a germinar. Es sorprendente la posibilidad de volver a dar todo, sin excusas, sin reclamos, solo por un momento en mi habitación, donde no hay más que un amor muy puro, sin intención de obtener algo a cambio, incluso, sin intención de recibir amor. Sentir sus labios es poético, aunque haya sido por error, aunque haya sido por la ingenuidad de una despedida. Es extraño como el abrazar a alguien sin deseo de ser amada, simplemente por el afán de amar. Un amor, sin querer. Aunque sus visitas sean compartidas por múltiples personas que también lo anhelan. El roce de sus labios se vuelve poético. Recuerdo lo que es la libertad, por m...