Espero tus mensajes
Es irreal estar creyendo que conociste a alguien que te que acompañara en tus mejores momentos y que los festejos entre ambos serán incontables, las resacas cada amanecer insoportables, pero todo valdría la pena.
Compartir escenario con alguien es tocar el cielo juntos y subir más allá del universo con los aplausos.
Los días de cervezas endulzaron nuestras peores amarguras, olvidábamos como eran nuestros rostros con sustacias nocivas y lo recordábamos después con una buena partida de dominó.
Y mientras escribo esto pierdo la esperanza que contestes mis llamadas.
Los sueños grandes, esa mente que giraba en torno al sol y quería saber que hay más allá de este microuniverso. Pues es pequeño porque el tuyo era grande.
Aún no pierdo la esperanza de que contestes mis mensajes.
Las pláticas de verdades alternas, nuestra mente corría más rápido con cada palabra mencionada.
Y sigo escribiendo y aún no contestas.
Las tardes con buenos amigos, mostrándote un apoyo incondicional, un amor más allá al romance televonesco. El de una amistad.
Pero mírame aquí sola y con esa cerveza pendiente.
Nuestras confidencias se volvieron en el dolor de un alma que sabías que ya estaba destrozada por los años.
No pensaste en lo que dejaste atrás.
Sueño que te encuentro en el rincón más alejado de la atmósfera y volvíamos a reír hasta que ardieran los cachetes.
Pero desperté y siguen esos mensajes sin ser contestados.
Si supieras que tanto adorabamos tu risa, aquí los terrenales. Quizás te hubieras quedado un rato más a jugar una partida más de dominó.
Si tan sólo las heridas no hubieran sido tan grandes, que ningún doctor podría suturar, ese trago sería cumplido un día de enero.
Pero ando aquí con mil y un penas, y la tuya duele como un millón.
Si tan sólo te hubieras agarrado de nuestras manos.
O aunque sea de la mía.
Sabías que la distancia no era un límite para poder sobar nuestras penas. Pero creo que la decisión peso más que cualquier cosa.
Espero dormir y volverte encontrarte ahí y sonreír otro ratito.
En serio quiero que estés ahí.
Aún me pregunto porque no agarraste mi mano. Sabiendo que ahí estaba. Ahora tendré en cada sueño salir a buscarte.
Nosotros veíamos tus logros, tu los subestimabas mucho, hasta esa plática con buenos tragos donde te hize ver que había más allá de esos obstáculos, que a veces, nos ponemos nosotros.
Pero la pena fue más grande.
Ojalá me hubieras dejado darte un abrazo de despedida, un poco más caluroso y frío de lo normal. Y quizás así no tendría que salir cada noche a buscarte.
Y sí, ya me dijeron que estas en el cielo, pero aún espero que contestes mis mensajes.
En serio, contesta.
Y sino es hoy, despierta y que sea mañana, o quizás la siguiente mañana con aquellos amaneceres que me contaste que viste alguna vez. Esos que te gustaban.
Si quieres puede ser en un atardecer, o por la noche mientras todos duermen.
Despertaría mil veces por ti.
Pero contestame.
Por favor, hazlo. Y buscaremos el camino que nunca se nos ha iluminado.
Los que amo lo iluminan un poco, como una luz de esperanza; ahora la luz se ha apagado un poco más para mí. Así que ten piedad, ten piedad de esta humana con el alma en cachos. Y contesta esos mensajes.
Aquí estaré esperándolos con una mano y con la otra esa cerveza prometida. Si quieres dos sólo pídelo. Pero pídelo.
Aquí estaré esperando, amigo.
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